REFLEXIÓN SOBRE CHARLA COLOQUIO PADRES
Este mes tuvimos una visita en clase de dos padres de niños con necesidades
educativas especiales que vinieron a contarnos sus experiencias. Una madre de
un niño con síndrome X frágil al que llamaremos Fran y un padre de un niño con
trastorno del espectro autista al que llamaremos Luis para preservar su
identidad.
Fueron dos historias muy distintas desde el principio porque Fran es el
segundo hijo y la familia ya tenía una referencia de cómo era el desarrollo de
un niño “normal”, además al ser un síndrome con síntomas más evidentes fue más
fácil de diagnosticar. Mientras que Luis era el primer hijo y fue criado entre
demasiados mimos, además al no ser un trastorno del todo evidente fue difícil
de diagnosticar y sobre todo de asumir.
Ambos padres nos contaron cómo han tenido que trabajar junto a sus familias
al completo para potenciar las capacidades de sus hijos, cabe decir que han
tenido que costearse ellos mismos muchos de los tratamientos, programas y
médicos que han necesitado sus hijos, ya que o lo hacían o simplemente con lo
que recibían en los colegios no servía. Además, al realizarles esa pregunta nos
hizo darnos cuenta de cómo el nivel económico familiar puede afectar al
desarrollo de las capacidades de cualquier niño pero sobre todo de los niños
con necesidades educativas especiales, ya que las ayudas que reciben del estado
son mínimas y además ambas familias nos dejaron claro que era imposible
conciliar la vida laboral con las enfermedades de sus hijos, por lo que tuvieron
que reducir o eliminar sus jornadas laborales para poder dedicarse a su
cuidado.
Tras dar tumbos por todos los especialistas médicos a los que fueron,
pudieron conseguir un diagnóstico de que les ocurría a sus hijos. Según nos
cuentan ambos padres la reacción primera es la de no aceptación de que a sus
hijos les pueda pasar nada, por ejemplo el padre de Luis nos comenta como
agobiaban a su hijo pensando que cuanta más ayuda escolar, de ocio y médica
tuviera, su desarrollo sería más y mejor, sin embargo, no fue así.
A partir de la aceptación del diagnóstico ambas familias superaron las
malas expectativas que los médicos les habían propuesto con mucho esfuerzo
personal. Nos impactó mucho la postura de la madre de Fran, quien nos cuenta
cómo, cuando el médico le dijo que su hijo probablemente no llegaría a andar le
contestó que él no sabía quién era ella, que solo tenía que decirle qué tenía
que hacer y ellos lo harían. Del mismo modo, nos confesó que en ese momento
llorar era un poco absurdo, que claro que había llorado pero hasta saber qué
pasaba y que a partir de ese momento decidió luchar, lo cual nos pareció
admirable. Ambos nos sorprendieron por la fuerza vital que mostraban a la hora
de hablar de cómo han superado sus hijos las adversidades cuando ni los médicos
apostaban por la mejoría de estos.
A continuación nos hablaron de lo importante que es el reconocimiento de un
porcentaje de discapacidad, gracias a ello se les abrió muchas puertas para que
sus hijos tuvieran los apoyos que antes no tenían por el hecho de no tener este
reconocimiento.
Los dos niños fueron al mismo colegio, el padre de Luis nos cuenta cómo abrió las puertas a los padres que llegasen detrás de él, a base de lucha constante con los profesores. Nos llamó la atención como habló del equipo directivo, se quejó en varias ocasiones de este. Nosotras pensábamos que todo lo que se realiza en los colegios venía dado desde la dirección, pero nos dimos cuenta de que lo más importante es el profesional de aula, PT o AL que lucha contra las adversidades de su centro y da lugar en su aula a niños con necesidades distintas a las de la mayoría, cubriéndolas y trabajando tanto con los alumnos como con sus familias para que su futuro sea el más adecuado para ellos.
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